martes, 29 de abril de 2014

El viajero del mes: José Mª Blanco White y su repentino viaje a El Escorial

De José Mª Blanco White (1) (Sevilla, 1775-1841, Liverpool) poco hemos sabido en España hasta hace relativamente poco tiempo debido, en opinión de Vicente Llorens, a la animadversión que hacia él sintieron sus propios contemporáneos, quienes le tomaron por un hombre de opiniones sediciosas que animaban al "pueblo" a la revolución (2) frente a las clases más acomodadas.

Letters from Spain, José Mª Blanco White (Leucadio Doblado, pseudónimo), Henry Coburn and Co., London, 1822

Hoy hablaremos de un episodio que Blanco White relata en Letters from Spain, una obra que publicó cuando llevaba doce años en Inglaterra y había dejado el seno de la Iglesia Católica para pasarse a la anglicana. Gran parte de estas cartas, que toman indirectamente el modelo de las Lettres persanes de Montesquieu (1717), fueron publicadas en The New Monthly Magazine en febrero de 1821, siendo reunidas en un mismo volumen por el editor Colburn, escondiéndose entonces Blanco White bajo el pseudónimo de Leucadio Doblado (3).

Vista de El Escorial desde la entrada al huerto, Gómez de Navia (dibujo) y López Enguidanos (grabado) (1800), 41 x 55,5cm. Museo de Bellas Artes de Córdoba (CE237G)

Estamos en el 2 de noviembre de 1807. Blanco White se encontraba con su amigo Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760-1828, París) cuando a este le llega una sorprendente carta de mano de Manuel de Godoy, favorito de los reyes Carlos IV y Mª Luisa de Parma y máxima autoridad política del país. En esta carta le pide que acuda a El Escorial inmediatamente. Al final, Blanco White acabó accediendo a subirse en la calesa que cogieron en la Puerta del Sol para dirigirse al palacio.

Retratos de Juan de Escóiquiz y el Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII

Allí se encontraron con la siguiente situación: "Se sospechaba que el clérigo que dirigía los estudios clásicos del infante don Francisco de Paula había ayudado al príncipe de Asturias a escribir la carta secreta a Bonaparte que había causado la grave desavenencia en el seno de la familia real. Si estas pruebas de inocencia que el preceptor ha presentado a los reyes no conseguían rehabilitarlo, mi amigo sería propuesto como su sucesor y empezaría a ejercer inmediatamente los deberes de tal cargo" (4).

Dicho clérigo no era otro que Juan de Escóiquiz (Ocaña, 1747-1820, Ronda) (5), que había sido designado en su momento por Godoy como preceptor del Príncipe de Asturias para que también se aplicase en él el sistema educativo que implantó el Príncipe de la Paz, la metodología de Johann Heinrich Pestalozzi (Zúrich 1746-1827, Brugg).

Godoy como protector de la instrucción, Agustín Esteve, (c. 1806), 250 x 178cm. Museo de Bellas Artes de San Carlos, Valencia

Leandro Fernández de Moratín, Goya (1799), 73 x 56cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid

En esos momentos tanto Escóiquiz como el Príncipe de Asturias estaban detenidos dentro de El Escorial, esperando saber qué sería de ellos (6).

Tanto Blanco White como Moratín eran conscientes del tremendo dilema que se le presentaba al segundo, porque: "Aceptar el puesto de preceptor de un miembro de la familia real cuando ésta se encontraba dividida en dos partidos irreconciliables y, por consiguiente, arriesgarse a ser contado entre los enemigos del presunto heredero era como arrojarse de cabeza en medio delmás peligroso remolino de la intriga cortesana que amenazaba con hundir el país. Declinar el ofrecimiento cuando el nombre del candidato había recibido ya con toda probabilidad la aprobación del príncipe de la Paz era por otro lado hacerse sospechoso a los que tenían un poder absoluto en sus manos" (7).

El Escorial. Escalera principal, Gómez de Navia (dibujo) y Alegre Núñez (grabado) (1800), 49 x 38,5cm. Museo de Bellas Artes de Córdoba

De modo que, deseando que todo aquello hubiera sido solamente una pesadilla y que Escóiquiz fuera declarado absuelto y repuesto en sus obligaciones, decidieron Moratín y Blanco White pedirle al monje jerónimo que servía de guía en el monasterio, que le enseñase las principales curiosidades del edificio:

"Nos permitió recorrer la espléndida y valiosa biblioteca, considerada como una de las más ricas colecciones de antiguos manuscritos que hay en Europa, tesoro que, en medio de estas montañas y bajo el control de un Gobierno antiliberal y de un grupo de ignorantes, puede decirse que está enterrado en las mismas entrañas de la tierra. También es inmensa la colección de pinturas de primera calidad que hay en El Escorial, y los muros están literalmente cubiertos por ellas. Basta vagabundear por los numerosos claustros del monasterio para saciar de bellezas artísticas al más incansable aficionado. Pero nuestro guía, que no encontraba especial interés en pasar por el mismo sitio por diezmilésima vez, se dio prisa en llevarnos a la colección de reliquias, en la que parecía encontrar incansable satisfacción. No le voy a dar una lista de estos tesoros espirituales, que ocupan una gran mesa de tres a cuatro pies de longitud y anchura desproporcionada, situada a la entrada del coro; pero no puedo dejar de decirle que nos mostraron el cuerpo de uno de los inocentes asesinados por Herodes y un poco de leche coagulada de la Vírgen María" (8).

Finalmente todo el proceso contra Escóiquiz quedó en agua de borrajas tras la delación del Príncipe de Asturias de los supuestos instigadores de esta intriga cortesana, por lo que Moratín no tuvo nada que hacer allí, ni para bien ni para mal. No obstante y a tenor de sus palabras, no puede decirse que a Blanco White le encantase El Escorial.


Notas y bibliografía:

(1) Su verdadero nombre fue José Mª Blanco Crespo, aunque pasó a la posteridad con el redundante pseudónimo de "Blanco White". Una buena biografía de Blanco White la encontramos en el prefacio de la primera edición en castellano de las Cartas de España, en Alianza Editorial (1972).

(2) La idea del "pueblo" en Blanco White poco tiene que ver con las definiciones marxistas del proletariado, sino que son más una amonestación moral a la jerarquía eclesiástica católica y a la nobleza.

(3) En ese sentido, Marcelino Menéndez Pelayo, que fue el único que leyó a Blanco White varias décadas después, comentaba en Historia de los heterodoxos españoles (1882) que "con Goya y D. Ramón de la Cruz completa Blanco el archivo único en que puede buscarse la historia moral de aquella infeliz centuria". Por otra parte, llama la atención que esta obra tardase en traducirse un siglo y medio.

(4) BLANCO WHITE, J. Mª: Cartas de España, Alianza Editorial, Madrid, 1986, p. 288.

(5) Sobre Juan de Escóiquiz, recomendamos el siguiente post de La Tinaja de Diógenes 

(6) Toda esta situación se acabará denominando históricamente como El proceso de El Escorial.

(7) BLANCO WHITE, J. Mª: Íbid.

(8) BLANCO WHITE, J. Mª: Íbid., p. 290.

domingo, 13 de abril de 2014

Imagen del mes: La Puerta del Sol según un inglés del siglo XIX

Numerosos fueron los viajeros extranjeros que a lo largo del siglo XIX recorrieron las tierras de la Península, plasmando sus impresiones a través de la pluma o el pincel. Aquellos que se sirvieron de la palabra para cantar las alabanzas y críticas a nuestras ciudades ya tienen su espacio en nuestra sección El viajero del mes, pero no ocurre así con los artistas plásticos. Es por ello que hemos escogido como Imagen del mes una interesante vista realizada por un acuarelista británico, vista que además hemos empleado como una de nuestras imágenes promocionales. 

John Frederick Lewis, La Puerta del Sol, 1833.Podéis ampliar la imagen haciendo click en ella.

Hablamos de John Frederick Lewis, nacido en 1804 y fallecido 1876, y una vista de la Puerta del Sol que realizó en 1833. Especializado en temas orientalistas y escenas del Mediterráneo, su paso por España resultaba obligatorio en un momento, la primera mitad del siglo XIX, imbuido por el espíritu romántico y las ansias de escapismo hacia otros mundos exóticos, atractivos y desconocidos.

De todas las regiones españolas, la que resultará más pintoresca y atrayente será sin duda Andalucía, debido a la exaltación de todo lo oriental que tiene lugar durante el siglo XIX, orientalismo que para estos extranjeros se encontraba en su máxima expresión en las construcciones árabes de Granada, Córdoba o Sevilla. Recuérdense a este respecto, por ejemplo, los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, autor americano que publicó esta obra en 1829, en pleno auge del romanticismo literario (1).

John Frederick Lewis, Interior de la mezquita de Córdoba

Sin embargo, Madrid será una parada necesaria por su condición de capital del reino y debido, no lo olvidemos, a la propia configuración radial de los caminos reales, cuyo centro se encontraba en Madrid desde el reinado de Felipe V. 

Pero centrémonos en Lewis: hijo de Frederick Christian Lewis, grabador y pintor de paisajes, Lewis hijo vivió en España entre 1832 y 1834, años durante los cuales realizó numerosos dibujos y acuarelas de diferentes lugares de la nuestro país. De todo este material nosotros hemos seleccionado la vista de la Puerta del Sol que ya os hemos presentado.

John Frederick Lewis, Edfu, Egipto. Lewis también permaneció varios años en Egipto.

 Este dibujo resulta muy interesante para conocer la configuración de la Puerta del Sol en la primera mitad del siglo XIX, ya que algunas décadas después se producirá una importante intervención urbanística que modificará por completo su trazado. El punto de vista de Lewis se correspondería, más o menos, con el inicio de la calle Montera, mirando hacia la Casa de Correos.

Arriba: Puerta del Sol según un plano de 1831, donde aparecen la Mariblanca y la iglesia del Buen Suceso (derecha). Abajo: Vista aérea de la actual Puerta del Sol. Puede comprobarse, comparando una y otra imagen, cuáles fueron los edificios afectados por la ampliación de la Puerta que tuvo lugar a mediados del siglo XIX.

Desde ese punto Lewis tendría a su izquierda la iglesia del Buen Suceso, que formaba conjunto con un hospital, siendo demolidos ambos a comienzos de 1854 (). Después de esta fecha el solar fue ocupado por el Hotel París y hoy día este edificio, en proceso de remodelación, es especialmente recordado por el cartel publicitario del Tío Pepe.

A la izquierda la iglesia del Buen Suceso a finales del siglo XVIII por el pintor Luis Paret. En el dibujo de Lewis apenas se adivina parte de la fachada, en el extremo izquierdo. Podéis ampliar la imagen pinchando en ella.

Frente a él, la Fuente de la Mariblanca. La escultura de la Mariblanca no representa a otra que a la diosa Venus, a quien el habla popular despojó de su divino nombre para ponerle el apodo por el que hoy la conocemos. Se desconoce la procedencia de la obra original (hoy conservada en el Museo de Historia de Madrid), que desde el siglo XVII coronó la denominada como fuente de la Fe, ya existente. En el siglo XVIII esta fuente fue sustituida por otra, realizada por Pedro de Ribera y destruida en 1838, apenas cuatro años después de la marcha de Lewis de España. La Mariblanca fue traslada entonces a la plaza de las Descalzas para marchar desde allí a diferentes ubicaciones, incluyendo el parque del Retiro.

A la derecha, el inicio de la calle Carretas y parte de la Casa de Correos, presente en la Puerta del Sol desde el reinado de Carlos III. 


Inicio de la calle Carretas en el dibujo de Lewis y en la actualidad. Fotografía de la Casa de Correos (detalle) procedente de esta web. La calle actual es mucho más ancha y la Casa de Correos presenta algunas diferencias en su aspecto externo. En cualquier caso, cabe pensar que la vista de Lewis no es completamente exacta en lo que a distancias y medidas se refiere.

Esta Puerta del Sol que Lewis retrató en su acuarela será totalmente transformada por la gran reforma que se realizó en la década de 1850 y que supuso el derribo algunas casas y edificios para conseguir una mejor alineación de las calles y un espacio más monumental. Con este fin se tuvieron que expropiar viviendas que comenzaron a ser demolidas en 1857. 


De los edificios antiguos sólo quedaron en pie la Casa del Cordero (conocida entre la mayor parte de los madrileños no por este nombre sino por acoger en su planta baja una hamburguesería americana) y la Casa de Correos. En torno a 1860 se comenzaron a levantar los edificios que hoy conocemos, entre ellos varios hoteles. Pero no hablaremos aquí de esta nueva Puerta del Sol resultante, que ha llegado hasta nuestros días prácticamente intacta; en el futuro tendrá protagonismo propio como nuestra imagen del mes.


Notas
(1) Como introducción al tema de los viajeros extranjeros en España os recomendamos este link:  http://cvc.cervantes.es/literatura/viajeros/default.htm
(2) Más información acerca de la historia de este edificio en GEA ORTIGAS, M.I.: El Madrid desaparecido. Madrid: Ediciones La Librería, 1992 y

 Bibliografía y webgrafía