lunes, 19 de mayo de 2014

Imagen del mes: Naumaquias en el estanque del Buen Retiro

Uno de los lugares más atractivos del parque de El Retiro es su enorme estanque, que siempre congrega a un buen número de visitantes a su alrededor. Lo que resulta más desconocido para nosotros es el tipo de celebraciones que principalmente los Habsburgo realizaron allí. Hoy hablaremos de la celebración de las Naumaquias o Combates Navales.

Naumaquia en el estanque del Buen Retiro, Louis Meunier, (c.1630). Museo de Historia de Madrid

Según el diccionario de la RAE el término Naumaquia (del latín naumachĭa y a su vez del griego ναυμαχία) hace referencia a los combates navales que se realizaban como espectáculo en lagos o coliseos en la Antigua Roma (principalmente), pero también definía el espacio donde este divertimento se llevaba a cabo.

Naumaquia romana, Giovanni di Stefano Lanfranco, (c.1635), 181 x 362cm. Museo Nacional del Prado, Madrid

Como podemos ver en la obra de Lanfranco (1), las naumaquias en la Antigüedad no eran un entretenimiento tan pacífico como lo fueron después, más bien todo lo contrario. Vamos a ir saliendo al paso de todos los lugares comunes que se han creado a lo largo del tiempo para ir poniendo cada cosa en su sitio.

La primera noticia que tenemos de este tipo de "espectáculo" es en tiempos de Julio César (2), quien en el año 46 a.C. celebró la primera naumaquia en la "piscina" del Tíber (3) tras vencer en la Guerra Civil a los generales rivales Pompeyo, Escipión y Catón.

Como podemos observar, estas primeras naumaquias, además de celebrarse de manera excepcional (pues no estaban en absoluto reguladas), se realizaban bien en ríos o en lagos, no en el interior de un anfiteatro, como suele aparecer en muchas de las representaciones que conservamos. Por suerte, nos podemos hacer una idea de estas primeras naumaquias gracias a detalle de los frescos de la Casa de los Vettii, en Pompeya, donde podríamos apreciar una lucha entre dos trirremes.

Detalle de los frescos de la casa de los Vettii (62 a.C.). Pompeya

El cambio de localización no se produjo hasta que llegó el gobierno de Nerón, momento a partir del cual se convirtieron en celebraciones mucho más continuas al abaratarse los costes, porque en las naumaquias previas entraban en lucha entre 20.000-30.000 condenados a muerte, mientras que las de época de Nerón eran más "modestas" en ese y en otros sentidos.

Naumachia, Flavio Bolla (c.2013-2014)

A este respecto queremos destacar que por muy raro que nos parezca, las luchas de gladiadores, que desde nuestro punto de vista podrían parecernos una barbaridad, no eran en absoluto comparables a la destrucción de vidas y embarcaciones que se producían en las naumaquias, donde los muertos se contaban por centenares. Tal es así que la célebre frase "¡Ave, emperador!, los que van a morir te saludan", no era una fórmula que los gladiadores pronunciasen antes de batirse en las arenas de un anfiteatro, sino que fue pronunciada según nos cuenta Suetonio en sus Vidas de los doce Césares (4) por los condenados a muerte que iban a luchar en la naumaquia que celebró Claudio en el lago Fucino en el año 52 d.C.

Por otra parte, sabemos que tras Nerón, tanto Tito (80 d.C.) como Domiciano (85 y 89 d.C.) celebraron naumaquias en el Coliseo, pues no todos los anfiteatros estaban técnicamente preparados para albergarlas.

Festivals for the Marriage of Grand Duke Ferdinand I of Tuscany and Christina of Lorraine. Naumachia in the Palazzo Pitti, Orazio Scarabelli (1589), 24,7 x 35,8cm. National Museum of Western Art, Tokyo

En el caso de las naumaquias modernas, el modo en el que se realizaron fue claramente diferente al de las Antigua Roma, puesto que no se trataba de un combate real entre barcos sobrecargados de condenados a muerte, sino que era una representación de grandes batallas que habían sucedido en la realidad y que salvo accidente no se cobraban ninguna vida. Este carácter festivo viene justificado a que estas naumaquias solían asociarse a la celebración de bodas o a la recepción de importantes monarcas o embajadores extranjeros, como es el caso de las que se produjeron en el estanque del Buen Retiro durante el siglo XVII.

El Estanque Grande del Buen Retiro, Juan Bautista Martínez del Mazo (c. 1657), 147 x 114cm. Museo Nacional del Prado, Madrid

Sobre los orígenes del estanque grande del Buen Retiro se suele apuntar que en su misma localización podría haberse realizado otro estanque de menor tamaño de tiempos de Felipe II, concretamente tras el fallecimiento prematuro de Isabel de Valois en octubre de 1568 y el consiguiente recibimiento a la que sería su cuarta y última esposa, Ana de Austria.

Esta teoría ha sido comúnmente descartada frente a la que atribuye la construcción del estanque (llamado en tiempos de Felipe IV el estanque grande) siempre dentro proyecto del complejo palaciego del Buen Retiro, al arquitecto Cristóbal de Aguilera entre los meses de enero y diciembre de 1634.

Topographia de la Villa de Madrid (detalle), Pedro de Teixeira (1656)

Para ver cómo estaba el estanque grande en tiempos de Felipe IV nos viene estupendamente tomar un detalle de la Topographia de la Villa de Madrid de Pedro de Teixeira, porque nos damos cuenta de dos detalles importantes.

El primero, que en medio del estanque vemos una isleta,  que según nos cuenta Mesonero Romanos (5)s ervía como localización privilegiada dentro del estanque para ver todo tipo de espectáculos que allí se realizaban, no sólo las naumaquias, sino también obras de teatro al aire libre de Calderón de la Barca con escenografías espectaculares.

Por otra parte, de la esquina sureste del estanque nacía una canalización que iba en dirección de la actual carrera de coches, donde antes de terminarla se bifurcaba y ambas canalizaciones de agua iban a parar a la ermita de San Antonio de los Portugueses, que fue el lugar elegido en el siglo XVIII para situar la Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro (6), solar que en la actualidad ocupa la célebre Fuente del Ángel Caído de Ricardo Bellver.

Desconocemos en qué momento exacto desaparecieron tanto la isleta como la canalización que os hemos presentado, pero la isleta ya no aparece en los mapas del reinado de Carlos III (1785) y la canalización seguramente se alteró a causa de las reformas de José I (1808-14). Tampoco las fuentes son muy explícitas en relación al número de naumaquias que se celebraron en el Estanque Grande, pero pensamos que a lo largo de la vida de Felipe IV se habrían dado en varias ocasiones.

Recreación en maqueta del Estanque Grande del Buen Retiro

Asimismo, me gustaría hacer una pequeña apreciación sobre los templetes que había alrededor del Estanque Grande, porque al tiempo que se utilizaban como caladero para los barcos servían como un sitio idóneo para pescar en el propio estanque. De hecho, en todo el Retiro hay una asociación importante entre las ermitas y los pescadores, como recogería el capricho fernandino de la Casita del pescador.

Dentro del estanque hay otros elementos con los cuales hubiera sido imposible depurar el agua que llegaba hasta allí, que son los molinos de agua que canalizaban el agua desde el bajo Abroñigal, el arroyo  (hoy subterráneo) que recorre el propio Paseo del Prado.



En el verano de 2008 se quiso hacer un pequeño homenaje a los espectáculos que se realizaron en el Estanque Grande del Buen Retiro en la época de Felipe IV. Se pretendió hacer un juego de palabras llamándolo Naumagia. Estaba un poco desvirtuado históricamente, pero les quedó simpático.


Bibliografía y notas:

(1) Giovanni di Stefano Lanfranco (Parma, 1582-1647, Roma) fue un pintor asociado a la escuela romano-boloñesa al ser seguidor de Agostino Carracci. Fue elegido para pintar varios cuadros de Historias de Roma para el Palacio del Buen Retiro (actualmente en el Museo Nacional del Prado). Al menos cinco de estas obras son seguras de su mano, habiendo una sexta que se le atribuye junto con François Perrier.

(2) Habría que poner este dato en cuarentena, porque existen representaciones de naumaquias en los frescos de la Casa de Vettii en Pompeya más de trece años antes de que se celebrase la de Julio César en el Tíber. Parece más fiable que estas primeras naumaquias de las que tenemos noticia en Roma hubiesen tenido un carácter excepcional y se hubiesen desarrollado en un espacio natural como un lago o un río.

(3) Las naumaquias se suelen asimilar a otro espectáculo romano, que eran los combates entre tropas, mucho más comunes en la época.

(4) SUETONIO: Vida de los doce Césares (Claudio, XXI), Editorial Juventud, Barcelona, 1978, pp. 223.

(5) MESONERO ROMANOS, R.: El antiguo Madrid, Oficinas de La Ilustración Española y Americana, Madrid 1881, p. 172. " (...) y aún transformada á veces con suntuoso aparato en la mitológica mansión de la hechicra Circe, servía de escena á cumplidas y brillantísimas farsas navales y terrestres".

(6) La Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro (llamada en la época Fábrica Real de la China) fue destruida en 1812 por las tropas inglesas.

8 comentarios:

  1. Como no había cine ni televisión, había que ofertar otro tipo de entretenimientos.
    Cierto lo de los gladiadores. Generalmente eran una élite, bien pagada y alimentada, mimada por todos. El riesgo, aunque lo había, normalmente era reducido.
    Un saludo.

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  2. Estos espectáculos debían ser fastuosos. Realmente todos los que se organizaban en el Retiro, especialmente en sus ermitas, con esa mezcla entre lo sagrado y lo profano, que tan curiosa nos resulta hoy.

    Abrazos, Jesús

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  3. ENHORABUENA POR LA ENTRADA. LA ENCUENTRO MUY INTERESANTE. DEBERÉ PASEAR MÁS A MENUDO POR ESTA VILLA Y CORTE.
    UN CORDIAL SALUDO,
    M...

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  4. Buenas tardes, Cayetano:

    Yo creo que los gladiadores era un mundo aparte. Las naumaquias, por suerte, sólo empezaron a celebrarse con una cierta regularidad desde tiempos de Nerón, porque lo que hicieron los Julio César o Claudio en el Tíber y en el lago Fucino debió de ser una barbaridad.

    Los entretenimientos de hoy en día no tienen tales consecuencias, aunque eso no implica que sus espectadores tengan un gran aprecio por la cultura...

    Gracias por tu comentario. Pasa una buena tarde.

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  5. Buenas tardes, Jesús:

    Yo creo que en el Retiro se montaban unas fiestas en tiempos de Felipe IV (sobre todo hasta que falleció Baltasar Carlos) bastante interesantes. El libro de Deleito Piñuelo sobre las diversiones del rey es muy ilustrativo a este respecto.

    Sobre las ermitas, es cierto que esa función dual las hace muy interesantes. Es un sincretismo muy extraño si lo vemos con los ojos del Concilio de Trento.

    Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.

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  6. Muchas gracias por tus palabras, Olímpico Misántropo.

    Cuando preparamos el itinerario por El Retiro descubrimos en qué medida del parque tiene un secreto en cada rincón. Dan muchas ganas de meterse a fondo con ello.

    Gracias por comentar. Pasa una buena tarde.

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  7. Felicitaciones por vuestro blog. Sólo quería hacer dos precisiones:
    Había un estanque en el reinado de Felipe II, pero en el paseo del Prado; se alimentaba del curso de agua de la Fuente Castellana y se utilizó en las celebraciones de la entrada pública de la reina Ana de Austria en 1570, como recoge el libro de Juan López de Hoyos Real Aparato y suntuoso recibimiento. Pertenecía a la Villa de Madrid y fue rellenado a principios del siglo XVII.
    Sobre las casitas ubicadas en el Estanque Grande hay que señalar que se trataban de norias para surtir de agua al propio Estanque y Ría Grande, ya que el agua que irrigaba el Retiro, el Viaje del Retiro, era insuficiente para su abastecimiento.

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  8. Buenas noches, Francisco:

    Ante todo, muchísimas gracias por tus dos aportaciones, son muy interesantes ambas.

    En relación al estanque primitivo de época de Felipe II, yo lo que leí es que habría estado situado en el mismo lugar que el Estanque Grande del Buen Retiro. Aún no he podido manejar el libro de López de Hoyos, aunque sí lo tengo pendiente para esta y otras cuestiones.

    En cuanto a las norias del Estanque Grande, no había caído que también tenían esa función. Tiene toda la lógica.

    Gracias por todo y bienvenido a nuestro blog.

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