domingo, 28 de septiembre de 2014

Sorolla y Estados Unidos en la Fundación Mapfre Cultura

Microsite 'Sorolla y Estados Unidos'

En la nueva exposición de la Fundación Mapfre Cultura, Blanca Pons-Sorolla (máxima experta en Sorolla) y Mark A. Roglan (director del Meadows Museum de Dallas) nos introducen en la experiencia americana de Sorolla.

En ella podemos ver los primeros pasos del artista valenciano a finales del siglo XIX, su relación con sus dos grandes mecenas, Archer Milton Huntington y Thomas Fortune Ryan, los retratos de las gentes de la alta sociedad norteamericana y los que llevó consigo a América de personalidades españolas (entre ellos, varios de su mujer y su hija).

Another Marguerite!!, Joaquín Sorolla y Bastida (1892), 130 x 200cm. Mildred Line Kemper Art Museum, Washington University, St. Louis

Portrait of King Alfonso XIII, Joaquín Sorolla y Bastida (1910), 89,2 x 69cm. The Hispanic Society of America, New York

Christopher Colombus Leaving Palos, Joaquín Sorolla y Bastida (1910),  The Mariner's Museum, Newport News, Virginia.

Portrait of Ralph Clarkson, Joaquín Sorolla y Bastida, (1911). The Oregon Public Library's. Eagle's Nest Art Colony Collection

The painter Raimundo de Madrazo, Joaquín Sorolla y Bastida (1906),  97,5 x 114,2cm. The Hispanic Society of America, New York

También nos encontramos con cuestiones más personales, como los dibujos que hizo en el dorso de los menús de restaurantes neokorquinos o los gouaches que pintó desde la habitación de su hotel, que estaba cerca de Central Park.

Escena de café, Joaquín Sorolla y Bastida (1911), 15,9 x 23,8cm. Museo Sorolla, Madrid

Central Park, Nueva York, Joaquín Sorolla y Bastida (1911), 35,5 x 70,5cm. Museo Sorolla, Madrid

Finalmente veremos el éxito que tuvieron tanto los paisajes como las escenas de mar y playa de Sorolla entre el público norteamericano.

The Yellow Tree. La Granja, Joaquín Sorolla y Bastida (1906), 62,2 x 93,3cm. Smith College Museum of art, Northampton, Massachusetts.

Corriendo por la playa, Joaquín Sorolla y Bastida (1908) 90 x 166,5cm. Museo de Bellas Artes de Asturias, Colección Pedro Masaveu, Oviedo.

La exposición es toda una gozada. Eso sí, os recomendamos que planeéis vuestra visita, porque se están formando unas colas de aupa.

Si queréis ver la exposición con nosotros podéis hacer vuestra reserva en el siguiente enlace --> http://www.atrapalo.com/actividades/sorolla-y-estados-unidos-en-la-fundacion-mapfre_e284136/

sábado, 12 de julio de 2014

La imagen del mes: Barcos en Madrid


Manuel de Castro, Galera ordinaria de 24 bancos, finales del siglo XVII. Museo Naval, Madrid. Fotografía de Los Laberintos del Arte

Amarrado al duro banco
de una galera turquesca,
ambas manos en el remo
y ambos ojos en la tierra, 
un forzado de Dragut 
en la playa de Marbella
se quejaba al ronco son 
del remo y de la cadena

Luis de Gongora

Sí, somos conscientes de que Madrid no tiene mar y que en aguas nunca ha sido muy afortunada (ahí tenemos al Manzanares, río denostadísimo en nuestra literatura). Sin embargo, hemos escogido como imagen del mes un barco o, para ser precisos, una galera, un tipo de embarcación militar cuyos orígenes se remontan a la Edad Media (en concreto a Bizancio) y que suele asociarse a los combates navales del siglo XVI, como la batalla de Lepanto (1571).

Luis de Góngora inmortalizó con palabras la galera, que en su romance se convertía en prisión flotante de un infeliz español que llevaba diez años cautivo de los turcos, en cuyas embarcaciones había de ejercer como remero. Y a galeras también iban, según la justicia que por entonces se estilaba en España, aquellos delincuentes reincidentes que pasaban a denominarse galeotes y debían remar en las galeras del rey. En teoría, esta pena sólo podía tener una duración máxima de diez años y mínima de dos, pues se consideraba que un buen remero tardaba en torno a un año en formarse y no olvidemos que, en último término, la pena de galeras tenía como finalidad proveer de remeros a las embarcaciones en un contexto histórico en el que los enfrentamientos marítimos eran habituales. 

Maqueta de una galera menor o galeota. Maqueta del Museo Naval de Madrid

Este "retrato" de galera que os traemos hoy suele relacionarse con el pintor portugués Manuel de Castro (fallecido en 1712), discípulo de Claudio Coello y pintor de cámara de Carlos II. Representa a una galera ordinaria de 24 bancos de finales del siglo XVII que lleva sus velas recogidas, ya que su capacidad de movimiento residía fundamentalmente en los remeros y no siempre las velas eran necesarias.


Si por algo destacan la galeras es por su esmerada decoración. Para comprobarlo, basta con observar la réplica de la Real, galera construida en Barcelona y decorada en Sevilla que tomó parte en la batalla de Lepanto en 1571 y cuya popa estaba ricamente engalanada con esculturas y relieves de diferentes temáticas. Su programa iconográfico fue encargado al erudito del siglo XVI Juan de Mal Lara, quien escribió un texto describiendo la que es considerada la galera más grande de su época (1). En el caso de nuestra galera de Manuel de Castro, podéis ampliar la imagen del inicio de esta entrada para comprobar que la decoración, madera dorada, se concentra también en la zona de popa, aunque no llega a los niveles de suntuosidad de la galera Real. 

Réplica de la Real, galera capitana de don Juan de Austria en la batalla de Lepanto. Réplica en el Museo Marítimo de Barcelona

¿Y por qué escoger una galera como imagen del mes? ¿Qué relación guarda con Madrid? Es sencillo: esta pintura, de tema tan ajeno a nuestras tierras del centro de la Península, se conserva en un museo que también pudiera parecer fuera de lugar en la capital de España. Se trata del Museo Naval, situado en pleno Paseo del Prado pero tal vez condenado a pasar desapercibido por encontrarse junto a dos gigantes, el Prado y el Thyssen. A ello hemos de sumar su discreta fachada y que normalmente asociamos de manera automática la palabra "museo" a "pintura", olvidando que existen museos dedicados a la ciencia, el vidrio o incluso los naipes.

Exterior del Museo Naval, situado en el Paseo del Prado número 5

Los orígenes del Museo Naval se remontan a 1792 momento, bajo la influencia de la Ilustración, en que desde la Secretaría de Estado de la Marina se propuso la creación de un Museo Naval en la provincia de Cádiz. Sin embargo, los acontecimientos inmediatamente posteriores retrasaron la creación del museo hasta que éste fue inaugurado finalmente en Madrid en 1843. Sin embargo, no se instalaría en su sede actual, el Cuartel General de la Armada, hasta 1932.

Su extensa colección (10.700 piezas en total) incluye además de retratos de marinos y reyes, mapas, maquetas de embarcaciones, armamento, objetos de navegación, uniformes... Todo ello dispuesto de manera cronológica pero de modo peculiar: no nos encontramos ante el actual y típico museo en el que las obras están aisladas en una pared, sino con un museo a la moda del XIX cuyas salas aparecen repletas de piezas muy diferentes en cuanto a tipología, función y material. 

Una de las salas del Museo Naval. Fotografía de Los Laberintos del Arte

En cuanto al origen de todas estas piezas, éstas proceden de la Casa Real, la Secretaría de la Marina o el Real Observatorio de la Marina de San Fernando. A ello hay que sumar donaciones y adquisiciones más o menos recientes.

Pero volvamos a nuestros barcos y pinturas. Entre esas 10.700 piezas comprobamos el protagonismo que tiene la pintura, cuyo estudio llevó a cabo Fernando González Canales en los ocho tomos que comprenden su Catálogo de pinturas del Museo Naval

Este catálogo se encuentra organizado temáticamente y da buena cuenta de la variedad de obras pictóricas que atesora el Museo: los ya mencionados retratos, pintura de historia marítimas, batallas, marinas e incluso bodegones y pintura religiosa. Sí es cierto que se observa una mayor incidencia en obra fecha en el siglo XVIII (retratos) y en el XIX (pintura marítima).

Portada de uno de los volúmenes del Catálogo

¿Y a qué género pertenecería nuestra imagen del mes? Al denominado "retrato de buque", obra en la que el barco se erige como protagonista absoluto, deteniéndose el artista en los detalles de la embarcación y prestando atención a la precisión técnica y el dibujo, mientras que el mar es un elemento secundario (el mar sí tendrá un papel predominante en las denominadas "marinas").

A lo largo de las salas del Museo Naval encontramos muchos "retratos de buques" de los que nos gustaría destacar, para concluir, una serie de acuarelas del siglo XVIII que tuvieron gran éxito y amplia difusión y constituyen una de las joyas del Museo Naval, aunque muchas veces pasen inadvertidas al espectador (como tantas otras joyas que atesora este museo). 

Otra de las salas del Museo Naval con tres de las acuarelas de Alejo Berlinguero. Fotografía de Los Laberintos del Arte

Se trata de una serie de acuarelas realizada por el pintor gaditano Alejo Berlinguero de la Marca (1746-1805), que además de artista será marino y cartógrafo participará en diversas expediciones que le llevarán hasta la Patagonia o el Río de la Plata. Asimismo, será maestro de dibujo de la Escuela de Pilotos, entre otros cargos que ostentará a lo largo de su vida. 

Una de las acuarelas de Berlinguero tal como puede contemplarse en el Museo Naval

Este perfil de artista-marino será muy habitual entre los pintores de barcos, lo que les permitirá, obviamente, dotar a sus obras de gran exactitud en la descripción de los elementos de la embarcación. En el caso de Berlinguero, además, el atractivo de sus dibujos reside en su colorido y elegancia. 

Hasta aquí nuestra imagen del mes que ha supuesto, partiendo de una galera, un breve recorrido por el Museo Naval para acabar de nuevo en un barco que cruzará los mares. Después de todo, el barco es una de las imágenes más queridas por los literatos y artistas para aludir al correr de la vida y sus vaivenes hasta llegar a buen puerto.

#EnrólatealNaval

Notas
(1) Para aquellos que quieran saber más sobre este programa iconográfico y su interpretación, recomendamos el siguiente artículo que podéis consultar pinchando aquí (CARANDE, R.: "<<Donde las enzinas hablavan>>. Símbolo e ideología en la Galera Real de Lepanto", Acta/Artis. Estudis d’Art Modern, 1 (2013), págs. 15-27).

jueves, 19 de junio de 2014

Aprender con Arte: Web Gallery of Art (WGA)

¿Cuántas veces nos ha ocurrido que tenemos en la mente una imagen artística que nos encanta pero que no sabemos encontrar después en internet, o que queremos buscar más datos técnicos de la obra y las autorías, las fechas o los museos o colecciones donde se encuentran están mal señalados? Hoy vamos a hablar de las bases de imágenes no oficiales y más concretamente de la Web Gallery of Art.

Portada de Web Gallery of Art

Podemos decir claramente que la Web Gallery of Art es el banco de imágenes no oficial con más reputación internacional que encontramos hoy en día, lo que es todo un logro sobre todo teniendo en cuenta lo mal que se difunde la información cultural en algunos museos y en algunos países. Abarca desde el año 1000 hasta el 1900.

Gracias a esta web húngara escrita en inglés, muchos estudiantes y apasionados por el Arte, hemos podido acercarnos al mundo del Arte con mucha facilidad. Ahora os explicaremos cómo funciona.

Panel de control de la Web Gallery of Art

Pasamos a ver las funciones más interesantes que podemos encontrar en esta web.

En primer lugar podemos realizar búsquedas por Artistas (Artists), Búsquedas Avanzadas (Search), o Búsquedas por ciclos pictóricos (Tours). También disponen de un Glosario de términos artísticos (Glossary) y hasta las Fuentes que han escaneado (imagen a imagen) para después volcarlas en internet (Source).

Búsqueda por Artista

En el caso de la búsqueda por artista, podemos afinarla con cinco herramientas: Escuela (School), Edades del Arte (Period), Períodos de cincuenta años (Time-line), Profesión (Profession) y la preferencia en el caso de que se busque por varias categorías a la vez (Sort by).

Listado de artistas

Al buscar por las letras del abecedario sale todo un listado de artistas de los cuales es probable que no conozcamos ni a la mitad, pero que no por ello dejan de ser muy buenos. La clasificación es interesante, porque además del nombre completo (correctamente escrito), vemos los años en que vivió cada autor, el período artístico al que pertenece y la escuela a la que se le asigna.
 
Búsqueda avanzada

La búsqueda avanzada tiene elementos parecidos a la búsqueda por artista, pero algunos son diferentes, como una búsqueda por elementos iconográficos dentro de las obras (Text) y el Museo o Fundación en la que se encuentra la obra de arte (Location).

Búsqueda por ciclos pictóricos

La búsqueda por ciclos pictóricos (Tours) es muy interesante para aprender Historia del Arte porque tiene un poco de todo, aunque se centran bastante en pintura italiana. ¡Tienen uno incluso de mujeres pintoras con 64 artistas!

Glosario

Esta fantástica web también dispone de un glosario histórico-artístico muy completo, y que cuenta con la raíz latina y griega de los términos antiguos. Además, sirve hasta para aprender algo de inglés, que nunca viene mal.

Ejemplo de búsqueda

Como ejemplo de búsqueda, hemos introducido el nombre de Caravaggio en el campo del autor, sin poder nada más (aunque podríamos haber precisado todo lo que hubiéramos querido) y le hemos dado a search para que comience la búsqueda. Ojo, el nombre de Caravaggio, nos ha servido para englobar al gran maestro del Barroco, así como a otros dos pintores llamados Cecco del Caravaggio y Polidoro da Caravaggio.

Una vez realizada la búsqueda nos salen una serie de resultados y las obras ordenadas alfabéticamente siguiendo el título en inglés. Si pinchamos en la imagen saldrá la imagen ampliada, mientras que si le damos al punto de información que tenemos en la parte derecha, nos llevará a una ficha muy completa sobre la obra, con datos técnicos y comentario.

Imagen agrandada del Amor Victorioso de Caravaggio

Ficha del Amor Victorioso de Caravaggio

Y hasta aquí llega nuestro repaso a la Web Gallery of Art. Esperamos que lo hayáis encontrado útil y que podáis aprovechar este maravilloso recurso que nos da internet.


Otras bases de imágenes no oficiales de interés son:

sábado, 7 de junio de 2014

El viajero del mes: Lamberto Wyts, el hombre de una sola frase

A lo largo de la Historia es posible encontrar personajes vinculados a un único acontecimiento u obra, como si el resto de su existencia nunca hubiese transcurrido más allá de su pequeño momento de gloria. Es el caso, por ejemplo, del compositor Pachelbel, conocido por el gran público únicamente por su Canon, o del escritor J.D. Salinger, hoy recordado y leído casi en exclusiva por El guardián entre el centeno.

Nuestro viajero de este mes también es víctima de un mono-éxito, en este caso una frase sobre Madrid cuya presencia en libros sobre urbanismo e historia de la ciudad es obligada (incluso nosotros la citamos en nuestro itinerario dedicado al Madrid de Carlos III). Sin embargo, además de la frase en cuestión, nos gustaría trazar una breve biografía y aludir a sus escritos. No sólo de una frase vive el hombre.

De Lamberto Wyts poco sabemos y sólo a través de un texto suyo conservado. Según García Mercadal (1), uno de los grandes especialistas en literatura de viajes, Wyts habría nacido en Malinas (ciudad situada entre Bruselas y Amberes) hijo de un noble. Visitó numerosos países europeos incluyendo España, adonde vino en 1570 como parte del séquito que acompañaba a la futura reina Ana de Austria desde Amberes para que contrayera matrimonio con Felipe II. Fue entonces cuando tomó una serie de notas acerca de nuestro país de gran interés para los historiadores.

Sofonisba Anguissola, Ana de Austria, 1573. Museo Nacional del Prado.

Esta relación de su viaje desde Flandes se conserva de forma manuscrita en la Biblioteca Imperial de Viena. En las guardas del libro el propio Wyts escribió: "Este libro pertenece a mí, Lamberto Wyts, el cual está escrito de mi mano propia, el año mil quinientos setenta y tres del XV de agosto, 1574. Feliz en la desgracia y boga la galeria. L. Wyts". Esta alusión a la galera se correspondería con algún viaje realizado por mar durante el cual habría redactado su texto.

En su texto pretendía, como él mismo dice, narrar su viaje "desde la renombrada ciudad de Amberes hasta la villa de Madrid, en España, donde tiene su corte el rey, comprendido de día en día todo el orden y magnificencia y hechos recogidos de su dicha majestad y sus dos hermanos archiduques (2) en todos los lugares y pasajes a lo largo de su viaje".

El séquito, antes de llegar a Madrid, recorrió ciudades como Santander, Burgos, Valladolid o Segovia, siempre acompañados de ministriles con sus instrumentos musicales, bufones y castrati. 

Una vez llegado en barco hasta las costas españolas, Wyts narra aquellas cosas que más llaman su atención, como el traje de las mujeres de Vizcaya:

"Las mujeres van adornadas de una extraña manera, pues llevan en la cabeza una pirámide que a nada mejor se puede comparar que a un niño fajado; es lo que ellas llaman tocada. Las solteras llevan el pelo cortado como los muchachos, salvo que les dejan algunos cabellos largos sobre las orejas. Son gentes muy bárbaras y místicas, mal ataviadas y muy semejantes a las muchachas en Turquía de Bulgaria, siempre descalzas, sin zapatos".

El artista alemán Cristóbal Weiditz visitó en 1529 y realizó una serie de dibujos sobre tipos populares españoles. Entre ellos, esta mujer vasca con un tocado muy similar al que Wyts pudo ver en Vizcaya.  En los pies lleva una suerte de chapines.

Wyts introduce en varias ocasiones opiniones no muy halagüeñas sobre los españoles. Por ejemplo, recoge una anécdota que para él denotaba una "barbarie tan grande" que fue contando el hecho a toda la corte. Esta barbarie puede resumirse de esta manera: Wyts se encontraba en Burgos y quería copiar una inscripción latina que decoraba la puerta de un palacio. Mientras copiaba el texto, se acercaron dos sacerdotes, que no sabían en qué idioma estaba escrita la inscripción y pensaron que se trataba de una frase en alemán puesto que Wyts, extranjero, la estaba copiando y por tanto la entendía. Se acercaron a él y le preguntaron por qué copiaba la inscripción, a lo que respondió Wyts, que había oído su conversación sobre el idioma: "Porque está escrito en nuestra lengua, en alemán". Los sacerdotes dieron por buena la respuesta y se marcharon pensando que la inscripción latina estaba escrita en alemán...

Este incidente dio pie a nuestro viajero a decir sobre el clero español: "He ahí los señores españoles que hacen servir a la Iglesia, tan doctos como un papagayo que canta lo que otros le dicen, ignorando lo que se dice, y que por costumbre habla lo que le han enseñado".

Madrid en 1562 según Anton van den Wyngaerde. Esta vista fue analizada por nosotros aquí



Finalmente, llegó a Madrid y a la frase que le ha hecho conocido entre todos los aficionados y especialistas de la Villa y Corte:

"Tengo esta villa de Madrid por la más sucia y puerca de todas las de España, visto que no se ven por las calles otros que grandes servidores (como ellos los llaman), que son grandes orinales de mierda, vaciados por las calles, lo cual engendra una fetidez inestimable y villana, pues si se os ocurre andar por dentro del fango, que sin eso no podéis ir a pie, vuestros zapatos se ponen negros, rojos y quemados. No lo digo por haberlo oído decir, sin por haberlo experimentado varias veces. Después de las diez de la noche no es divertido el pasearse por la ciudad, tanto que, después de esa hora, oís volar orinales y vaciar la porquería por todas partes". 

El "¡Agua va!" inmortalizado por el pintor Ángel Lizcano y Monedero (1846-1929)

Sin duda esos orinales volaban al son del famoso "¡Agua va!". A pesar de todo esto, Wyts permaneció en la Corte siete meses, hasta mayo de 1571, momento en que partió hacia Barcelona, donde embarcó en las galeras de don Juan de Austria con destino a Génova.  No será, sin embargo, el único que deje constancia del escaso nivel de limpieza de la ciudad de Madrid. Pero esa es otra historia contada por otros viajeros...


(1) GARCÍA MERCADAL, J: Viajes de extranjeros por España y Portugal. Junta de Castilla y León, 1999, pp. 331-337.
(2) Se refiere a don Alberto y don Wenceslao, que después de llegar a Madrid partieron hacia Viena. La partida también es descrita por Wyts, pues marchó con ellos. Permanecieron en Madrid unos diez y once meses. 

Bibliografía
  • GARCÍA MERCADAL, J: Viajes de extranjeros por España y Portugal. Junta de Castilla y León, 1999
  • GÓMEZ TABANERA, J.M.: "Del tocado corniforme de las mujeres asturianas en el siglo XVI", El Basilisco, 5 (1978). Puede consultarse online aquí

lunes, 19 de mayo de 2014

Imagen del mes: Naumaquias en el estanque del Buen Retiro

Uno de los lugares más atractivos del parque de El Retiro es su enorme estanque, que siempre congrega a un buen número de visitantes a su alrededor. Lo que resulta más desconocido para nosotros es el tipo de celebraciones que principalmente los Habsburgo realizaron allí. Hoy hablaremos de la celebración de las Naumaquias o Combates Navales.

Naumaquia en el estanque del Buen Retiro, Louis Meunier, (c.1630). Museo de Historia de Madrid

Según el diccionario de la RAE el término Naumaquia (del latín naumachĭa y a su vez del griego ναυμαχία) hace referencia a los combates navales que se realizaban como espectáculo en lagos o coliseos en la Antigua Roma (principalmente), pero también definía el espacio donde este divertimento se llevaba a cabo.

Naumaquia romana, Giovanni di Stefano Lanfranco, (c.1635), 181 x 362cm. Museo Nacional del Prado, Madrid

Como podemos ver en la obra de Lanfranco (1), las naumaquias en la Antigüedad no eran un entretenimiento tan pacífico como lo fueron después, más bien todo lo contrario. Vamos a ir saliendo al paso de todos los lugares comunes que se han creado a lo largo del tiempo para ir poniendo cada cosa en su sitio.

La primera noticia que tenemos de este tipo de "espectáculo" es en tiempos de Julio César (2), quien en el año 46 a.C. celebró la primera naumaquia en la "piscina" del Tíber (3) tras vencer en la Guerra Civil a los generales rivales Pompeyo, Escipión y Catón.

Como podemos observar, estas primeras naumaquias, además de celebrarse de manera excepcional (pues no estaban en absoluto reguladas), se realizaban bien en ríos o en lagos, no en el interior de un anfiteatro, como suele aparecer en muchas de las representaciones que conservamos. Por suerte, nos podemos hacer una idea de estas primeras naumaquias gracias a detalle de los frescos de la Casa de los Vettii, en Pompeya, donde podríamos apreciar una lucha entre dos trirremes.

Detalle de los frescos de la casa de los Vettii (62 a.C.). Pompeya

El cambio de localización no se produjo hasta que llegó el gobierno de Nerón, momento a partir del cual se convirtieron en celebraciones mucho más continuas al abaratarse los costes, porque en las naumaquias previas entraban en lucha entre 20.000-30.000 condenados a muerte, mientras que las de época de Nerón eran más "modestas" en ese y en otros sentidos.

Naumachia, Flavio Bolla (c.2013-2014)

A este respecto queremos destacar que por muy raro que nos parezca, las luchas de gladiadores, que desde nuestro punto de vista podrían parecernos una barbaridad, no eran en absoluto comparables a la destrucción de vidas y embarcaciones que se producían en las naumaquias, donde los muertos se contaban por centenares. Tal es así que la célebre frase "¡Ave, emperador!, los que van a morir te saludan", no era una fórmula que los gladiadores pronunciasen antes de batirse en las arenas de un anfiteatro, sino que fue pronunciada según nos cuenta Suetonio en sus Vidas de los doce Césares (4) por los condenados a muerte que iban a luchar en la naumaquia que celebró Claudio en el lago Fucino en el año 52 d.C.

Por otra parte, sabemos que tras Nerón, tanto Tito (80 d.C.) como Domiciano (85 y 89 d.C.) celebraron naumaquias en el Coliseo, pues no todos los anfiteatros estaban técnicamente preparados para albergarlas.

Festivals for the Marriage of Grand Duke Ferdinand I of Tuscany and Christina of Lorraine. Naumachia in the Palazzo Pitti, Orazio Scarabelli (1589), 24,7 x 35,8cm. National Museum of Western Art, Tokyo

En el caso de las naumaquias modernas, el modo en el que se realizaron fue claramente diferente al de las Antigua Roma, puesto que no se trataba de un combate real entre barcos sobrecargados de condenados a muerte, sino que era una representación de grandes batallas que habían sucedido en la realidad y que salvo accidente no se cobraban ninguna vida. Este carácter festivo viene justificado a que estas naumaquias solían asociarse a la celebración de bodas o a la recepción de importantes monarcas o embajadores extranjeros, como es el caso de las que se produjeron en el estanque del Buen Retiro durante el siglo XVII.

El Estanque Grande del Buen Retiro, Juan Bautista Martínez del Mazo (c. 1657), 147 x 114cm. Museo Nacional del Prado, Madrid

Sobre los orígenes del estanque grande del Buen Retiro se suele apuntar que en su misma localización podría haberse realizado otro estanque de menor tamaño de tiempos de Felipe II, concretamente tras el fallecimiento prematuro de Isabel de Valois en octubre de 1568 y el consiguiente recibimiento a la que sería su cuarta y última esposa, Ana de Austria.

Esta teoría ha sido comúnmente descartada frente a la que atribuye la construcción del estanque (llamado en tiempos de Felipe IV el estanque grande) siempre dentro proyecto del complejo palaciego del Buen Retiro, al arquitecto Cristóbal de Aguilera entre los meses de enero y diciembre de 1634.

Topographia de la Villa de Madrid (detalle), Pedro de Teixeira (1656)

Para ver cómo estaba el estanque grande en tiempos de Felipe IV nos viene estupendamente tomar un detalle de la Topographia de la Villa de Madrid de Pedro de Teixeira, porque nos damos cuenta de dos detalles importantes.

El primero, que en medio del estanque vemos una isleta,  que según nos cuenta Mesonero Romanos (5)s ervía como localización privilegiada dentro del estanque para ver todo tipo de espectáculos que allí se realizaban, no sólo las naumaquias, sino también obras de teatro al aire libre de Calderón de la Barca con escenografías espectaculares.

Por otra parte, de la esquina sureste del estanque nacía una canalización que iba en dirección de la actual carrera de coches, donde antes de terminarla se bifurcaba y ambas canalizaciones de agua iban a parar a la ermita de San Antonio de los Portugueses, que fue el lugar elegido en el siglo XVIII para situar la Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro (6), solar que en la actualidad ocupa la célebre Fuente del Ángel Caído de Ricardo Bellver.

Desconocemos en qué momento exacto desaparecieron tanto la isleta como la canalización que os hemos presentado, pero la isleta ya no aparece en los mapas del reinado de Carlos III (1785) y la canalización seguramente se alteró a causa de las reformas de José I (1808-14). Tampoco las fuentes son muy explícitas en relación al número de naumaquias que se celebraron en el Estanque Grande, pero pensamos que a lo largo de la vida de Felipe IV se habrían dado en varias ocasiones.

Recreación en maqueta del Estanque Grande del Buen Retiro

Asimismo, me gustaría hacer una pequeña apreciación sobre los templetes que había alrededor del Estanque Grande, porque al tiempo que se utilizaban como caladero para los barcos servían como un sitio idóneo para pescar en el propio estanque. De hecho, en todo el Retiro hay una asociación importante entre las ermitas y los pescadores, como recogería el capricho fernandino de la Casita del pescador.

Dentro del estanque hay otros elementos con los cuales hubiera sido imposible depurar el agua que llegaba hasta allí, que son los molinos de agua que canalizaban el agua desde el bajo Abroñigal, el arroyo  (hoy subterráneo) que recorre el propio Paseo del Prado.



En el verano de 2008 se quiso hacer un pequeño homenaje a los espectáculos que se realizaron en el Estanque Grande del Buen Retiro en la época de Felipe IV. Se pretendió hacer un juego de palabras llamándolo Naumagia. Estaba un poco desvirtuado históricamente, pero les quedó simpático.


Bibliografía y notas:

(1) Giovanni di Stefano Lanfranco (Parma, 1582-1647, Roma) fue un pintor asociado a la escuela romano-boloñesa al ser seguidor de Agostino Carracci. Fue elegido para pintar varios cuadros de Historias de Roma para el Palacio del Buen Retiro (actualmente en el Museo Nacional del Prado). Al menos cinco de estas obras son seguras de su mano, habiendo una sexta que se le atribuye junto con François Perrier.

(2) Habría que poner este dato en cuarentena, porque existen representaciones de naumaquias en los frescos de la Casa de Vettii en Pompeya más de trece años antes de que se celebrase la de Julio César en el Tíber. Parece más fiable que estas primeras naumaquias de las que tenemos noticia en Roma hubiesen tenido un carácter excepcional y se hubiesen desarrollado en un espacio natural como un lago o un río.

(3) Las naumaquias se suelen asimilar a otro espectáculo romano, que eran los combates entre tropas, mucho más comunes en la época.

(4) SUETONIO: Vida de los doce Césares (Claudio, XXI), Editorial Juventud, Barcelona, 1978, pp. 223.

(5) MESONERO ROMANOS, R.: El antiguo Madrid, Oficinas de La Ilustración Española y Americana, Madrid 1881, p. 172. " (...) y aún transformada á veces con suntuoso aparato en la mitológica mansión de la hechicra Circe, servía de escena á cumplidas y brillantísimas farsas navales y terrestres".

(6) La Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro (llamada en la época Fábrica Real de la China) fue destruida en 1812 por las tropas inglesas.

viernes, 9 de mayo de 2014

Ver lo que ya no existe: las reconstrucciones virtuales

A lo largo de los siglos, debido a diferentes circunstancias (llámense guerras, desastres climatológicos o simplemente desidia humana) muchos de los edificios que una vez se alzaron en nuestras ciudades han ido deteriorándose para finalmente desaparecer o quedar irreconocibles. Hasta hace unas décadas, tan sólo era posible hacernos una idea de su estado anterior a través de fotografías (en el caso de que el monumento hubiese llegado en mejor o peor estado hasta las primeras décadas del siglo XIX), grabados, pinturas, planos y, en menor medida, maquetas. A todos estos recursos visuales había que sumar, por supuesto, las descripciones que viajeros, tratadistas y literatos dejaron con mayor o menor exactitud.

El teatro de Mérida a comienzos del siglo XX, antes de la intervención de 1964 que dio lugar a la imagen que todos asociamos a esta ciudad extremeña.

Sin embargo, los rápidos cambios tecnológicos a los que hemos asistido en los últimos años nos han permitido y permiten reconstruir de una manera bastante veraz edificios y complejos arquitectónicos cuya apariencia, de otro modo, quedaría en el campo de la imaginación o la especulación. Nos estamos refiriendo a las reconstrucciones virtuales, un recurso didáctico y divulgativo poderosísimo, pues recordemos que una imagen vale más que mil palabras y que puede aportar más información al público en un segundo que sesudas y pormenorizadas descripciones. Atrás quedan así, además, maquetas de gran tamaño imposibles de transportar y por tanto dar a conocer, si bien siguen y seguirán siendo otro recurso inestimable en el conocimiento del patrimonio perdido.

Maqueta de la Roma de Constantino (siglo IV d.C.). Esta maqueta fue realizada en 1933 por el arquitecto italiano Italo Gismondi y puede verse en el Museo della Civiltà Romana (Roma). Desde ese año ha sido retocada y ampliada según nuestro conocimiento de la Roma imperial ha variado a lo largo de los años

Detrás de estas reconstrucciones virtuales hay siempre un equipo multidisciplinar capaz de convertir textos de la época, estudios de especialistas, yacimientos arqueológicos y todo tipo de fuentes gráficas en imágenes virtuales detalladas y en tres dimensiones que intentan transmitirnos cómo eran aquellos lugares.

Muchas veces se asocian estas reconstrucciones virtuales a los entornos museísticos o los centros de interpretación, donde es habitual que como parte del discurso expositivo se proyecten documentales que incluyen reconstrucciones virtuales de algún yacimiento o edificio. Ocurre así, por ejemplo, en el recientemente creado Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra en Córdoba (que sin embargo hace un año ya presentaba inexplicables problemas de goteras y gran parte de su espacio estaba sin aprovechar). 

En la parte del complejo correspondiente al museo se proyecta un interesantísimo vídeo que intenta recrear la apariencia del palacio partiendo de las ruinas que luego verá el propio visitante. Su gran calidad estética y su alto valor didáctico lo hacen un recurso muy jugoso para los docentes que no podemos llevar a nuestros alumnos hasta Córdoba. Sin embargo, parece que debido a temas de copyright el vídeo no está disponible para su venta y sólo puede exhibirse dentro del museo.

Interior del Museo de Madinat al-Zahra

Pero de la mano de internet, y de manera totalmente gratuita, existen numerosas propuestas de reconstrucciones virtuales que pueden visitarse a través de nuestro ordenador o tablet. Muchas de  estas iniciativas están respaldadas por instituciones gubernamentales o fundaciones; otras son realizadas por empresas o profesionales del sector. Nosotros queremos mostraros algunas de las más interesantes.

Es posible encontrar dos tipos de reconstrucciones virtuales: aquellas en las que nosotros paseamos como si de una visita virtual se tratase, aquellas compuestas por imágenes estáticas (al modo de Google Street View) en las que nosotros seleccionamos qué queremos ver o bien otras ofrecidas en formato de vídeo, a modo de película.


Carthago Nova: Con el patrocinio de la Región de Murcia y la Unión Europea se realizaron varios vídeos con recronstrucciones virtuales de algunos edificios de Carthago Nova. Se han tomado como punto de partida excavaciones realizadas en la propia Carthago y en otra ciudades romanas similares.
 
Hemos seleccionado dos vídeos, uno dedicado a una casa patricia y otro al foro de la ciudad. 





Madinat al-Zahra: Realizada bajo el auspicio del CSIC y el LAAC, en esta ocasión se nos invita a pasear por los diferentes edificios que componen el complejo palaciego de Madinat al-Zahra, una de las obras fundamentales del arte califal en la Península. Podemos escoger qué lugares queremos ver con más detalle guiándonos a través de la planta del edificio. Disponible aquí.

Página de inicio de la visita virtual por Madinat al-Zahra. Podemos pinchar tanto en los nombres de las estancias como en la planta de los edificios.

El Alcázar de Sevilla: El CSIC, junto al Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad, nos propone este recorrido por la Sevilla y su Alcázar tal como podían verse (o así se ha planteado) en el siglo XIV. En este caso el recorrido es "guiado", frente al de Madinat al-Zahra, donde podíamos explorar en solitario. Puede accederse a estos vídeos pinchando aquí.

Uno de los rincones del Alcázar de Sevilla tal como puede verse en esta reconstrucción virtual

El Alcázar de Madrid: Destruido por un incendio en la Navidad de 1734, hasta hace poco la única  manera de conocer el que fuera la residencia de los Austrias era a través de numerosas representaciones pictóricas, grabados y descripciones. Sin embargo, gracias a la arquitecto Carmen García Reig podemos entrar, al menos virtualmente, en algunas de sus dependencias y ver su exterior.

Bajo el nombre de El Museo Imaginado, García Reig ha creado un proyecto ambicioso que pretende ser un museo virtual y base de datos de pintura española dispersa hoy día por todo el mundo. Y como parte de ese proyecto se encuentra inserta nuestra reconstrucción del Alcázar, que podéis disfrutar aquí.

Una de las vistas del Alcázar de Madrid. A la izquierda se encuentran detalles del edificio que pueden ser ampliados simplemente haciendo click sobre la imagen.

Para finalizar este brevísimo repaso de las reconstrucciones virtuales que nos ofrece internet, nos gustaría incluir dos blogs interesantes para conocer el proceso y los criterios de creación de estas reconstrucciones. El primer de ellos es el blog Balawat. Arqueología multimedia, que en una entrada titulada precisamente Cómo reconstruir un edificio en 3D no sólo nos deja entrever el proceso creativo y recreativo de esta tarea, sino que ofrece algunas reflexiones acerca de la intervención en el patrimonio que deben tenerse en cuenta al visitar un yacimiento arqueológico.

En segundo lugar, el blog Arkeotexturas, que en una de sus entradas nos va desgranando la recreación de la estancia de una villa romana.

En el futuro, sin duda, las nuevas tecnologías tendrán mucho que aportar y decir en los campos de la arqueología y la historia del arte tanto en la difusión histórico-artística como en la investigación de lugares hoy modificados o perdidos. 

martes, 29 de abril de 2014

El viajero del mes: José Mª Blanco White y su repentino viaje a El Escorial

De José Mª Blanco White (1) (Sevilla, 1775-1841, Liverpool) poco hemos sabido en España hasta hace relativamente poco tiempo debido, en opinión de Vicente Llorens, a la animadversión que hacia él sintieron sus propios contemporáneos, quienes le tomaron por un hombre de opiniones sediciosas que animaban al "pueblo" a la revolución (2) frente a las clases más acomodadas.

Letters from Spain, José Mª Blanco White (Leucadio Doblado, pseudónimo), Henry Coburn and Co., London, 1822

Hoy hablaremos de un episodio que Blanco White relata en Letters from Spain, una obra que publicó cuando llevaba doce años en Inglaterra y había dejado el seno de la Iglesia Católica para pasarse a la anglicana. Gran parte de estas cartas, que toman indirectamente el modelo de las Lettres persanes de Montesquieu (1717), fueron publicadas en The New Monthly Magazine en febrero de 1821, siendo reunidas en un mismo volumen por el editor Colburn, escondiéndose entonces Blanco White bajo el pseudónimo de Leucadio Doblado (3).

Vista de El Escorial desde la entrada al huerto, Gómez de Navia (dibujo) y López Enguidanos (grabado) (1800), 41 x 55,5cm. Museo de Bellas Artes de Córdoba (CE237G)

Estamos en el 2 de noviembre de 1807. Blanco White se encontraba con su amigo Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760-1828, París) cuando a este le llega una sorprendente carta de mano de Manuel de Godoy, favorito de los reyes Carlos IV y Mª Luisa de Parma y máxima autoridad política del país. En esta carta le pide que acuda a El Escorial inmediatamente. Al final, Blanco White acabó accediendo a subirse en la calesa que cogieron en la Puerta del Sol para dirigirse al palacio.

Retratos de Juan de Escóiquiz y el Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII

Allí se encontraron con la siguiente situación: "Se sospechaba que el clérigo que dirigía los estudios clásicos del infante don Francisco de Paula había ayudado al príncipe de Asturias a escribir la carta secreta a Bonaparte que había causado la grave desavenencia en el seno de la familia real. Si estas pruebas de inocencia que el preceptor ha presentado a los reyes no conseguían rehabilitarlo, mi amigo sería propuesto como su sucesor y empezaría a ejercer inmediatamente los deberes de tal cargo" (4).

Dicho clérigo no era otro que Juan de Escóiquiz (Ocaña, 1747-1820, Ronda) (5), que había sido designado en su momento por Godoy como preceptor del Príncipe de Asturias para que también se aplicase en él el sistema educativo que implantó el Príncipe de la Paz, la metodología de Johann Heinrich Pestalozzi (Zúrich 1746-1827, Brugg).

Godoy como protector de la instrucción, Agustín Esteve, (c. 1806), 250 x 178cm. Museo de Bellas Artes de San Carlos, Valencia

Leandro Fernández de Moratín, Goya (1799), 73 x 56cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid

En esos momentos tanto Escóiquiz como el Príncipe de Asturias estaban detenidos dentro de El Escorial, esperando saber qué sería de ellos (6).

Tanto Blanco White como Moratín eran conscientes del tremendo dilema que se le presentaba al segundo, porque: "Aceptar el puesto de preceptor de un miembro de la familia real cuando ésta se encontraba dividida en dos partidos irreconciliables y, por consiguiente, arriesgarse a ser contado entre los enemigos del presunto heredero era como arrojarse de cabeza en medio delmás peligroso remolino de la intriga cortesana que amenazaba con hundir el país. Declinar el ofrecimiento cuando el nombre del candidato había recibido ya con toda probabilidad la aprobación del príncipe de la Paz era por otro lado hacerse sospechoso a los que tenían un poder absoluto en sus manos" (7).

El Escorial. Escalera principal, Gómez de Navia (dibujo) y Alegre Núñez (grabado) (1800), 49 x 38,5cm. Museo de Bellas Artes de Córdoba

De modo que, deseando que todo aquello hubiera sido solamente una pesadilla y que Escóiquiz fuera declarado absuelto y repuesto en sus obligaciones, decidieron Moratín y Blanco White pedirle al monje jerónimo que servía de guía en el monasterio, que le enseñase las principales curiosidades del edificio:

"Nos permitió recorrer la espléndida y valiosa biblioteca, considerada como una de las más ricas colecciones de antiguos manuscritos que hay en Europa, tesoro que, en medio de estas montañas y bajo el control de un Gobierno antiliberal y de un grupo de ignorantes, puede decirse que está enterrado en las mismas entrañas de la tierra. También es inmensa la colección de pinturas de primera calidad que hay en El Escorial, y los muros están literalmente cubiertos por ellas. Basta vagabundear por los numerosos claustros del monasterio para saciar de bellezas artísticas al más incansable aficionado. Pero nuestro guía, que no encontraba especial interés en pasar por el mismo sitio por diezmilésima vez, se dio prisa en llevarnos a la colección de reliquias, en la que parecía encontrar incansable satisfacción. No le voy a dar una lista de estos tesoros espirituales, que ocupan una gran mesa de tres a cuatro pies de longitud y anchura desproporcionada, situada a la entrada del coro; pero no puedo dejar de decirle que nos mostraron el cuerpo de uno de los inocentes asesinados por Herodes y un poco de leche coagulada de la Vírgen María" (8).

Finalmente todo el proceso contra Escóiquiz quedó en agua de borrajas tras la delación del Príncipe de Asturias de los supuestos instigadores de esta intriga cortesana, por lo que Moratín no tuvo nada que hacer allí, ni para bien ni para mal. No obstante y a tenor de sus palabras, no puede decirse que a Blanco White le encantase El Escorial.


Notas y bibliografía:

(1) Su verdadero nombre fue José Mª Blanco Crespo, aunque pasó a la posteridad con el redundante pseudónimo de "Blanco White". Una buena biografía de Blanco White la encontramos en el prefacio de la primera edición en castellano de las Cartas de España, en Alianza Editorial (1972).

(2) La idea del "pueblo" en Blanco White poco tiene que ver con las definiciones marxistas del proletariado, sino que son más una amonestación moral a la jerarquía eclesiástica católica y a la nobleza.

(3) En ese sentido, Marcelino Menéndez Pelayo, que fue el único que leyó a Blanco White varias décadas después, comentaba en Historia de los heterodoxos españoles (1882) que "con Goya y D. Ramón de la Cruz completa Blanco el archivo único en que puede buscarse la historia moral de aquella infeliz centuria". Por otra parte, llama la atención que esta obra tardase en traducirse un siglo y medio.

(4) BLANCO WHITE, J. Mª: Cartas de España, Alianza Editorial, Madrid, 1986, p. 288.

(5) Sobre Juan de Escóiquiz, recomendamos el siguiente post de La Tinaja de Diógenes 

(6) Toda esta situación se acabará denominando históricamente como El proceso de El Escorial.

(7) BLANCO WHITE, J. Mª: Íbid.

(8) BLANCO WHITE, J. Mª: Íbid., p. 290.